7/5/09

EL SEMBRADOR

Estamos en un tiempo nuevo, nuevo por la Resurrección de nuestro Señor Jesús, para que nosotros pecadores estemos limpios de corazón por su Resurrección.
Debemos sembrar su Palabra, para poder ir sembrando lo que el nos enseño:
Aquí se nos manifiesta Jesús, con cuatro parábolas del Reino de Dios, y cada Parábola representa un discurso diferente de su Reino, si el Reino no es sembrado con verdad no dará frutos.
Hay que tener una idea de cada Reino, que sea semejante al Reino de Dios en los Cielos, para Glorificarlo en la tierra, un Reino que se va desarrollando en medio de nosotros; Esto dice Jesús:
El sembrador fue a sembrar, al ir sembrando unos granos cayó cerca del camino, vinieron las aves y se la comieron, otros granos cayó entre piedras, y como había poca tierra brotaron pronto, pero cuando salió el sol, se quemaron por falta de raíces.
Otros granos cayeron entre espinos, crecieron los espinos y se ahogaron; Otros finalmente cayeron en buena tierra y producción fue: Unos el ciento, otros el setenta, y los otros el treinta por uno.
El que tenga oídos que entiendan.
La primera semilla no pudo dar fruto para Dios, porque se la comieron las aves, aves que somos nosotros los cristianos, con nuestra maldad de corazón y actos, en vez de oírla y practicarla, no le damos importancia como debe ser, es como la semilla que se siembra sin abono, y es como la sal cuando pierde su sabor.
¿Cómo se le devolverá el sabor? ¿Y como la semilla puede nacer y dar frutos sin sembrarla?
¡Nunca!
La segunda semilla cayo en tierra pedregosa, las personas que la oyen, no les interesa la Palabra que le llegó; sea porque no ven más allá de sus intereses, (son personas egoístas de poca visión) sea porque ya han orientado su vida por otro camino; o sea que la semilla se extravío, por los problemas, sufrimientos, etc; por falta de Fe.
La Tercera semilla cayo entre espinos, las personas que no se sienten satisfechos con el camino difícil; quieren salvar su vida, sirviendo a Dios y al dinero, cosa que imposible, porque el Dinero es material; o sea, el dinero es material, y no espiritual, se destruye, mientras que Dios, es Infinitamente Eterno, el dinero hace falta, pero como Dios no hubo, habrá y hay nadie.
Es como el Agua y el aceite, nunca podrán juntarse.
La tercera semilla cayó en tierra buena, que es el Cristiano que sabe oír la palabra, la práctica y da frutos, uno el ciento, otros el Setenta y el otro el treinta por uno.
Pues toda semilla que cayo en buena tierra, todos los cristianos que la escuchan con atención, para saber abonar lo que Dios quiere comunicarles a ellos, para que la practiquen con sus hermanos o sea el prójimo, sin distinción de raza, blancos o negros, sanos o enfermos etc, porque una sola es la Sangre derramada en la Cruz, de Cristo nuestro Señor y Hermano.
Aquí el Agua y el Azúcar, pueden unirse fácilmente, y pueden representar dos cosas:
El Agua representa la pureza, como lo es Dios, porque quien beba de esta agua no volverá a tener sed y se hará en él un manantial que brotará para la Vida Eterna. Del costado de Cristo salió Agua, y con agua somos bautizados en su nombre, para borrar el pecado original.
Y el azúcar el Amor de Dios, que se manifiesta Infinitamente por nosotros, con el Perdón y su Misericordia, y nos da el Espíritu Santo, Espíritu de alivio, Espíritu de reconciliación.
Cuando nos equivocamos al sembrar, Dios esta con nosotros, con el perdón, cuando sembramos de buena Fe, Hay esta Dios Manifestando su Gracia, el nos ayuda, nos da herramientas, pero nosotros los Cristianos los que seguimos a Cristo, debemos dar el ejemplo, debemos ser una carta, un testimonio de lo que Él hizo, hace y hará por nosotros, porque el sembró, siembra y sembrará siempre el bien, y lo mismo debemos hacer nosotros sembrar el bien, sobre todo en el enemigo.
¿Por qué de que nos vale sembrar el bien a nuestros amigos?
¿Porque no lo sembramos sobre el enemigo? Del mismo modo que Jesús sembró en los pecadores, y no en sus discípulos, porque tenía tiene y tendrá que enseñar a sembrar el bien en los malos, para que no se pierdan y recojan frutos abundantes para la Gloria de Dios
Porque todo árbol malo será echado al fuego, donde las llamas no se apagan.
Demos el ejemplo del árbol que somos, en Cristo Jesús.

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