1/10/08

SAL Y LUZ DE LA TIERRA



¿Qué significa para los cristianos ser “Sal, y Luz” del mundo?


Ser sal es tener en nosotros sabor de: Amor hacía los demás, Amor por el pobre, Amor por el débil, Amor por el necesitado, sobre todo el huérfano, y tener comprensión; porque todo esto se debe y si tiene que hacer al prójimo, como dice el segundo mandamiento: Ama a tu prójimo como a ti mismo. Porque Él nos Amó primero.


Y si nosotros los cristianos perdemos ese sabor, como se le devolverá el sabor, ya no será si salada ni dulce, sino para botarla porque no sirve para nada, la sal también esta en lo que hacemos, en toda obra, ¡pero! a veces hacemos lo contrario, perdemos el sabor y si eso sucede perdemos también a Cristo Nuestro Señor.


Porque la Sal es Luz del mundo, del mismo modo que el trigo es sembrado en el campo, el mundo


La Sal es el decreto de la “Alianza con Dios”, sal tener conocimiento, tener Sabiduría, tener a Dios vivo y presente entre nosotros Trino y Uno.


Entonces si Él nos da ese sabor y con Él caminamos correctamente; porque nos dejamos guiar por los demás que no tienen sabor ni sentido de las cosas que hacen, y así perdemos seguramente el juicio, y caemos en pecado. Pero si nos dejamos guiar por Cristo, ganaremos el juicio; como Él Gano, Gana y Ganará siempre, con su muerte y crucifixión.


La Luz; Jesús vino como testigo de la Luz, para que por Él Creyeran y sean salvos. La Luz es el resplandor de Cristo Jesús, donde no hay y no habrá tinieblas, porque nosotros estábamos en tinieblas, y seguíamos al que reinaba, al que se resiste a la Fe, el diablo, consentimos sus proyectos, sin darnos cuenta que teníamos la pelusa en nuestros ojos, por estar en tinieblas.


Tenemos que buscar la Luz, cuando se cierra una puerta se abre una ventana pequeña, pero más grande, y hay se manifiesta el Señor; así debemos ser nosotros a su imagen y semejanza, para proyectar su luz, luz de Verdad, luz de Amor, luz para iluminar al Señor, porque el mismo Jesús dijo: el que me sigue no caminará en tinieblas, sino tendrá Luz y Vida Eterna.


Así no tendrán falla ni defecto, y serán hijos de Dios en medio de una raza descarriada y pervertida. Ustedes son entre ellos, como las estrellas del Universo, que iluminan el Cielo.


Pues nadie enciende una lámpara para ponerla debajo de la cama, sino que la pone en un candelero para irradiar su luz; pues nada será oculto debajo de la tierra y arriba del Cielo.


Con la Luz del Señor seremos sus hijos, sus siervos y con nuestras obras debemos llegar a ser amigo de Dios, como el pobre Abraham y Moisés, cuando pasaron tantas calamidades y problemas en el desierto, y llegó a ser amigo de Dios, por creer en Él; contra viento y marea

y creyeron en dios sin dudar un minuto y un momento.


Porque en el principio no había nada, todo estaba en tinieblas, y el espíritu de Dios revoleteaba sobre la superficie del mar, y Jesús vino a iluminar las tinieblas, y quien pudo vencer al mundo fue Jesús con su Luz, por Él se hizo todo y nada llegó a ser sin Él.


El Señor nos creó con polvo y sopló en nosotros aliento de vida, que debe ser la Sal, por la alianza con Dios y los Mandamientos, y luz, para ser portadores de Cristo Jesús, cuando al tercer día resucitó, lo primero que vieron fue una Gran Luz, y una Gran Paz de la cual debemos buscar cuando se nos presenta las tinieblas, porque comenzamos a ver todo negro, y tenemos a Dios de nuestro lado y no nos damos cuenta, de la Gran Pelusa que tenemos en nuestros ojos, porque en una dificultad siempre esta la Luz, y la Luz esta reflejada en nosotros, en el principio con el “Bautismo”, que nos da la fuerza de caernos y pararnos de nuevo con más fuerza, como se cayó el Nazareno con la cruz, y el Nazareno sabía la Luz que recibiría, así debemos ser nosotros si somos cristianos de verdad, como lo es la Gran Luz.


Dios Padre es Luz, Dios Hijo es Luz y Dios Espíritu Santo es la Gran Luz.


¿Entonces que más buscamos, y que más queremos de Dios? No será que es Dios el que pide y no le damos, que busca y no consigue, llama a la puerta y se la cerramos?


En vez de nosotros elegir al Señor ya el Señor nos eligió a nosotros, no seamos sordos y ciegos.

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